TRADICIONES DE OAXACA
Tradiciones de OAXACA
En el estado de Oaxaca existen muchas costumbres y tradiciones durante todo el año, y dentro del estado, dijo que tienen el mismo propósito de celebración pero con cosas distintas, de hecho de una región a otra o incluso más de un pueblo a otro, las costumbres varían quizás por detalles, pero eso es lo que las hace auténticas.
Se celebran todas las fiestas, las profanas y las religiosas. El calendario festivo es extenso debido a la diversidad de etnias, que aún conservan. Oaxaca tiene una combinación en sus tradiciones de la cultura de los antepasados y la cultura actual, un estado que no pierde sus costumbres, las adapta a los nuevos tiempos y necesidades.
LA GUELAGUETZA
Lunes del Cerro en la ciudad de Oaxaca. La Guelaguetza es una de las tradiciones más importantes de Oaxaca. Su nombre deriva del zapoteco “Guendalezaa”, que significa “ofrenda, presente, cumplimiento”. Esta festividad constituye un gran mosaico étnico y cultural que se expresa en múltiples lenguas, danzas, canciones, vestimentas y costumbres del pueblo oaxaqueño. La celebración ha alcanzado renombre mundial y cuenta con la participación de las ocho regiones folclóricas del estado: La Costa, La Cañada, La Mixteca, La Sierra Norte, Sierra Sur, Papaloapan, El Istmo y Los Valles Centrales.
En un auditorio en el Cerro del Fortín, se presentan sus principales danzas y bailes tradicionales, junto con productos característicos de su tierra, como frutas y artesanías. Las festividades incluyen otros espectáculos, comenzando con el desfile de las delegaciones, organizado al estilo de la tradicional Calenda. En el mismo auditorio donde se celebra la Guelaguetza, se presenta la Leyenda de la Princesa Donají, hija del rey zapoteca Cosijoezay de la Princesa Coyolicatzin, una presentación llena de drama, luz, sonido y fuegos artificiales.
El festival se complementa con muestras gastronómicas y artesanales, representaciones tradicionales de las más diversas comunidades del estado, exposiciones, conciertos y eventos culturales.
La Guelaguetza se celebra cada año los dos lunes posteriores al 16 de julio, excepto cuando el primer lunes cae el 18 de julio, aniversario luctuoso de Benito Juárez. En ese caso, las celebraciones se posponen una semana.
El lugar de celebración es el Auditorio Guelaguetza, donde se realizan diversos eventos de arte, danza, música y teatro durante todo el año. Este recinto se encuentra en el Cerro del Fortín y fue construido con cantera verde. Su diseño semicircular, que evoca los antiguos teatros griegos, aprovecha la pendiente del terreno para ubicar las gradas. Aunque el auditorio tiene techo de lona, se recomienda llevar protección solar y sombrero. Tiene capacidad para 11,000 espectadores y ofrece una hermosa vista de la ciudad de Oaxaca y los Valles.
NOCHE DE RÁBANOS
La tradición de la Noche de los Rábanos se remonta a la época colonial, cuando los indígenas aprendieron a cosechar los grandes rábanos que se producían en la región. Es una fiesta popular que se celebra la noche del 23 de diciembre en la plaza de la ciudad capital, donde se exhiben figuras y escenas esculpidas utilizando únicamente estos deliciosos bulbos.
Durante la celebración se acostumbra consumir donas y romper los platos donde se sirven: según el número de piezas en las que se rompa el plato, será el destino del comensal para el año siguiente.
La Noche de los Rábanos es una festividad tradicional oaxaqueña con un marcado carácter popular, en la que hortelanos y floricultores exhiben el talento artístico de sus manos con diseños especiales hechos de rábano, flor inmortal y totomoxtle. La exhibición dura solo unas horas, pero congrega a prácticamente todos los habitantes de la ciudad en el zócalo, quienes asisten para admirar la creatividad de los participantes en este concurso que se celebra año tras año el 23 de diciembre.
Algunos autores mencionan concursos coloniales de hortalizas. Los frailes (en particular los dominicos) fueron quienes enseñaron el cultivo de flores y hortalizas, algunas de las cuales fueron traídas desde España a los grupos de naborías (indígenas zapotecas y mixtecas) que servían en las casas de los vecinos. El 7 de julio de 1563, por orden del virrey Luis de Velasco, se les concedieron las tierras cercanas a las haciendas de La Noria y Cinco Señores, fundando así el pueblo de Trinidad de las Huertas o de las Naborías. Fue en este lugar donde se agruparon todos los agricultores dedicados a la horticultura y la floricultura.
En cuanto a su origen, varias versiones coinciden en que la costumbre de los rábanos y sus originales diseños tienen sus raíces en el mercado de la Vigilia de Navidad que se celebra precisamente cada 23 de diciembre.
La forma antigua de los oaxaqueños era asistir a las calendas y la misa del Gallo. La cena de Navidad llegó mucho más tarde. Los comerciantes solían vender pescado seco salado en la Plaza de Armas de la Vieja Antequera, imprescindible para las comidas del día, así como las verduras necesarias para complementar la carta. Los hortelanos de Trinidad de las Huertas traían sus verduras y las vendían en puestos habilitados para tal fin.
Para hacer más atractivos sus puestos, los jardineros empezaron a crear figuras con los rábanos, adornándolos con hojas de coliflor y flores hechas con cebollas tiernas. Colocaron rábanos, lechugas, nabos, cebollas, etc., todo de forma artística, sin olvidar las cestas de flores, que fueron cultivadas con mimo.
Esta costumbre se fue arraigando cada vez más con el paso del tiempo, hasta el punto de que las amas de casa buscaban estas figuras para decorar sus mesas. Según fuentes fidedignas del libro "Noche de Rábanos", escrito por el profesor Alejandro Méndez Aquino, se sabe que el 23 de diciembre de 1897, el entonces presidente municipal, Don Francisco Vasconcelos Flores, organizó la primera exposición en la que participaron horticultores, exponiendo sus singulares y curiosas creaciones con rábanos en forma de representaciones navideñas, personas, animales, bailes y otras escenas que su imaginación les dictaba.
En aquella época de la historia de Oaxaca, la primera exhibición al aire libre de la Noche de los Rábanos se celebró en la Plaza del Marqués o Plaza de las Armas, hoy Plaza de la Constitución. Tras el primer concurso de floricultura, se volvió costumbre que se celebrara año tras año.
Hace algún tiempo se propusieron dos categorías más; Flor inmortal y Totomoxtle; La Flor Inmortal es una flor de la región que por un proceso natural se deshidrata y con ella se elaboran una gran variedad de figuras y adornos tradicionales. El Totomoxtle es la cáscara u hoja que cubre el maíz; La hoja también se seca de forma natural y con ellas se hacen figuras con motivos similares a los del rábano y la flor inmortal.
DIA DE LOS MUERTOS
El Día de Muertos es una celebración mexicana que rinde homenaje a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1 de noviembre y coincide con las celebraciones católicas con el día de los fieles muertos y todos los santos.
En esta celebración se acostumbra realizar Altares con ofrendas es decir: Alimentos, bebidas, flores que gustaron a nuestros difuntos con imágenes de los santos y fotografías de los mismos. colocando velas para iluminar su camino; una de sus creencias es que se debe colocar un vaso de agua sobre él porque los fallecidos llegan cansados de su viaje.
La celebración de los Días de Muertos en Oaxaca es una ceremonia popular que invoca a los espíritus de los antepasados para invitarlos a “convivir” en el mundo terrenal, por lo que son tratados de la manera más atenta.
Su visita entre nosotros obedece a un permiso obtenido del más allá para que las almas de los difuntos puedan visitar a sus familiares. Los muertos regresan a casa porque se sienten atraídos por sus pertenencias antiguas o por el amor de sus familiares.
Es posible asegurar que ninguna población de México permanece indiferente a una tradición tan arraigada que de alguna manera fortalece los lazos familiares al evocar la memoria de los seres queridos.
Existen vestigios de representaciones de la muerte realizadas por las diversas culturas que florecieron antes de la llegada de los españoles. Estas culturas sostenían que con los vientos fríos del norte, los espíritus de sus muertos venían a visitarlos y para recibirlos organizaban fiestas en su honor.
Desde la evangelización de Oaxaca realizada por los dominicos Fray Gonzalo Lucero y Fray Bernardino de Minaya, al frente de innumerables misioneros civilizadores; Se implementaron las fechas para celebrar los Fieles Difuntos, tomando como resultado del culto a los muertos que ya tenían los pueblos aborígenes y las oraciones de la Iglesia por los antepasados.
Actualmente, la celebración de los Muertos comienza a mediados de octubre con la compra de los productos que se colocarán como ofrenda en un altar. Desde muy temprano, los mercados se instalan y se visten de olores y colores característicos, luego comienza la reunión de familiares.
Se puede encontrar entre los productos característicos de la temporada: mole negro, dulces oaxaqueños, entre los que destacan la calabaza enlatada, manzanitas de tejocote y nicuatole, acompañados de chocolate y pan de muerto. Todo esto y los frutos de la temporada son elementos que se utilizan para decorar los Altares de los Muertos y para rodear las ofrendas que se colocan en honor a quienes ya han dejado este mundo.
El primero de noviembre es el día de la "carga de muertos". La costumbre consiste en regalar a familiares y amigos una muestra de los alimentos que componen la ofrenda de difuntos. El reparto se hace de casa en casa. Este día se venera a los "angelitos", es decir, a los familiares que murieron siendo niños. El dos de noviembre se venera a los difuntos adultos.
Celebración en panteones
Por todo lo anterior, los Días de Muertos representan una mezcla de tradición, culto, festividad, magia e historia en Oaxaca. Es un magnífico espectáculo que se vive en los panteones; como el Panteón General adornado con más de 2400 velas, o qué decir del Concurso de Altares de Muertos, la magnífica ornamentación de las tumbas, el ingenio y la dedicación de los familiares para complacer a los difuntos y toda esta expresión de amor terrenal.
La Ciudad de Oaxaca se está preparando para este encuentro con los fallecidos, y en cada uno de los Panteones hay actividades que cada uno de nosotros puede compartir, vivir y experimentar.
Culto a los altares
Todos los santos y los fieles difuntos son ocasiones para que nuestro pueblo ejerza sus costumbres ancestrales. Unos, rezando por sus antiguos parientes, otros yendo a los cementerios a decorar las tumbas que quedan en los panteones, preparando así los ALTARES DE LOS MUERTOS.
Gran parte de la preparación de estas fiestas se refleja en la construcción de los Altares de Muertos, ofrenda que se hace en homenaje a los familiares fallecidos, ya que según la creencia popular, estos vendrán a visitar sus hogares y a sus familias en este día. . Los Altares de los Muertos se instalan en las casas de sus familiares o en los mismos panteones sobre las tumbas y varían según las tradiciones de cada región. Todo lo que disfrutó el difunto en vida se recuerda al preparar el altar; La ofrenda se coloca el 31 de octubre por la mañana, y es todo lo que los familiares vendrán a saborear y disfrutar.
Estos altares generalmente se levantan sobre una mesa forrada con un mantel o una sábana blanca o con papel de china “picado”; en las patas delanteras de la mesa se atan cañas de azúcar o juncos, a los que se les da la forma de un arco de triunfo, en donde se da la bienvenida a los fieles difuntos.
Tradicionalmente, en todos los Altares de Muertos, nunca se olvida colocar la flor de muerto, el aromático cempasúchil y otras flores. Otra ofrenda que nunca se ignora y que se coloca en los altares para iluminar las almas de los difuntos es la lámpara de aceite de ricino, las velas de cera blanca o amarilla y las velas. Dependiendo de cada familia, también se suelen colocar imágenes religiosas y fotografías de los difuntos.
Desde la época prehispánica hasta nuestros días, ha sido costumbre entre nuestros pueblos colocar sobre el altar de los muertos la ofrenda de copal o incienso, sustancias que al quemarse producen olores aromáticos; Esta ofrenda fue considerada uno de los principales tributos a las divinidades.
Una vez colocado el altar, nadie puede tocar nada en absoluto. Los invitados son los muertos y son ellos quienes inician el convite, a su regreso al inframundo, ya satisfechos, solo les quitarán el olor y la savia de los platos, solo después de ellos, todo podrá ser degustado por los familiares.
DÍA DE LA MUJER SAMARITANA
El Día de la Mujer Samaritana se celebra el cuarto viernes de Cuaresma, y la tradición indica que se debe regalar agua fresca y nieve en este día. Cientos de puestos se abren con las flores que tanto gustan a los mexicanos y listones de colores, y las plazas y espacios públicos se llenan de gente dispuesta a participar en esta tradición.
Las aguas se sirven en ollas igualmente decoradas y nadie se va sin haber tomado al menos un vaso. No hay datos precisos sobre cuándo se instituyó este festival; algunas personas asumen que fue en los días de la cristianización, aunque es probable que fuera a fines del siglo XIX.
Es costumbre que en la mañana de este viernes, en los templos, oficinas, escuelas, casas particulares y algunas empresas se distribuya agua de frutas a quienes lo soliciten. En los templos se realiza en sus respectivos atrios y el agua comienza a distribuirse una vez que el sacerdote ha impartido la bendición.
Aunque tiene lugar en muchas iglesias de la ciudad, no podemos decir que se trata de una fiesta eminentemente religiosa, aunque puede que lo haya sido en sus orígenes.
Se dice que esta tradición posiblemente comenzó cuando en los atrios de algunas iglesias del Centro Histórico se realizó la representación del pasaje bíblico que se refería al encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Para ello se utilizaron diversas imágenes, destacando la que representaba a la mujer samaritana, vestida de chino oaxaqueño.
Los sabores más típicos de La Samaritana son arroz horchata, hibisco, atún, entre otros. Las Aguas Frescas también se preparan con chilacayota, un tipo de calabaza muy fibrosa que se cultiva en Oaxaca. Las mujeres visten sus trajes regionales durante esta hermosa tradición que representa lo mejor de la hospitalidad oaxaqueña, gente cortés y gentil que gusta compartir con los visitantes.
Actualmente se considera un elemento “típico” de Oaxaca y su éxito radica en ese aspecto Folklórico, ya que los sujetos quieren participar de esa imagen y contribuir a su vigencia.
¡Otra muestra de la generosidad que caracteriza al pueblo oaxaqueño!
LAS CALENDAS
Las Calendas en Oaxaca, cuyo origen se remonta al siglo XVI, son manifestaciones donde se invita a la población a reunirse y celebrar grandes eventos. Las fiestas patronales se distinguen por las calendas, que también se ven en otro tipo de celebraciones como bautizos y bodas.
En los diferentes pueblos de la entidad oaxaqueña, las calendas se realizan según la tradición de cada comunidad, pero se distingue por el desfile de colores y formas que invitan a familiares y amigos a encontrarse y celebrar.
El tambor, los cohetones, las flores y la alegría de los asistentes dan vida a las calendas, donde participan niños, jóvenes, adultos y ancianos.
MARTES DE "BRUJAS"
Esta tradición que según la historia de este pueblo tiene sus orígenes en la época colonial, cuando el fraile Domingo de Santa María, impulsó la construcción del Templo Católico en el que participaban los indígenas de la población trabajando turnos nocturnos, mientras las mujeres les preparaban tamales de frijol y atole endulzado con panela.
Al caer el sol, las esposas llegaban a las orillas de los árboles, alumbradas por antorchas de ocote llamadas “Brujas”, (actualmente son recipientes de hojalata con un encendedor alimentado con aceite) donde el sonido del caracol anunciaba la hora de la cena, y todos se reunían como una sola familia para compartir los alimentos.
En estos tiempos, los xoxeños reviven el recuerdo de los ricos tamales de grandes mujeres que heredaron su sazón a sus descendientes, quienes hoy ofrecen sabrosos tamales de frijol, de rajas, de chepil, de dulce, de mole, siendo la especialidad de la casa el tamal de chichilo.
Los Martes de Brujas se celebran todos los martes de la semana posterior al Miércoles de Ceniza que marca el inicio de la Cuaresma, hasta la Semana Santa, es una hermosa tradición en la que puedes disfrutar de muy buenos conciertos o bailar mientras disfrutas de unos ricos Tamales.
VELAS ISTMEÑAS
Las Velas Istmeñas se originan en el Istmo de Tehuantepec en honor a la patrona local y son organizadas por uno o más mayordomos, apoyados por capitanes. Se organizan misas y fiestas en la casa del mayordomo, y un desfile de carrozas para la "tirada de frutas", en la que las mujeres del Istmo lanzan frutas y regalos a los espectadores.
Durante la celebración de las Velas, también se celebran las famosas calendas, donde todos salen a caminar por las calles, bailando, cantando y bebiendo. Todo esto antes de la gran cena bailable, donde lucirán su traje ístmico al son de la Sandunga (Zandunga).
Dicen que mayo es el mes de las Velas. Sin embargo, también se celebran en otros meses del año, especialmente en los días de los santos patronos. Lo cierto es que tiene ciertos pasos rituales con pocas variaciones.
Entre los océanos Atlántico y Pacífico se destaca la región más estrecha de México, pero cuya riqueza cultural es una de las más extensas del país. Es el Istmo de Tehuantepec cuyo folclore y tradiciones han dado la vuelta al mundo y son un ejemplo de las raíces culturales mexicanas.
El Istmo es rico en diversidad, ya que está habitado por zapotecas, chontales, huaves, toques, mixes, mixtecos, tzotziles y chinantecos. Cada una de estas etnias llegó a la zona de Oaxaca en diferentes períodos, sin embargo, esta heterogeneidad permitió que la región del Istmo adquiriera una riqueza cultural inigualable.
Origen de las “Velas Istmeñas”
Al abrigo de la complicidad de la noche, destaca una de las tradiciones más emblemáticas de esta región: la celebración de las “Velas Istmeñas”.
Esta tradición está llena de sincretismo religioso, ya que se lleva a cabo en honor a los santos patrones de los diferentes pueblos que componen el Istmo y a quienes honran con devoción durante el mes de mayo.
Esta fiesta patronal tiene su origen en las civilizaciones prehispánicas, quienes aportaron un simbolismo único a cada una de las facetas.
Las “Velas Istmeñas” inician con un recorrido por las principales calles de la ciudad y que, generalmente, culmina en una iglesia.
En esta peregrinación, las mujeres visten el tradicional y colorido traje de tehuana y los hombres una guayabera blanca y pantalón negro; ambos caminan acompañados de música tradicional como “La Sandunga”.
Simbolismo de las “Velas Istmeñas”
Se adoptó el cirio como componente principal, ya que es la representación de un elemento sagrado para las culturas prehispánicas y religiosas.
Las velas se utilizaron inicialmente como ofrenda a las divinidades a quienes agradecieron por las buenas cosechas, la salud y la vida.
Sin embargo, antes de la conquista del imperio español en territorio mexicano, esta tradición, como muchas otras, se adaptó a una celebración de santos.
Las Velas Istmeñas combinan a la perfección muchas de las ofrendas mesoamericanas con las costumbres actuales derivadas del mestizaje con los españoles. Por ello, en algunos casos, la vela se ofrece tanto a una deidad como a un santo. En total, existen 20 tipos de Velas que adornan con gracia los colores de la festividad oaxaqueña y, aunque se celebran en todos los pueblos del Istmo, algunas destacan por su popularidad.
Vela San Vicente FerrerEsta vela se celebra en Juchitán, se realiza en todo el pueblo y goza de un esplendor incomparable. La celebración incluye una misa, una convivencia en casa del mayordomo con frutas, un encierro, fuegos artificiales, una velada y un baile popular. La gran vela de San Vicente Ferrer se celebra esa misma noche en diferentes puntos de la ciudad.
Vela Santo Domingo de Guzmán. Su sede es Tehuantepec en honor al santo patrono del pueblo, los habitantes realizan danzas, recorridos vistiendo trajes tradicionales y acompañados de la magnificencia de las bandas de la región.
Vela San Jerónimo Doctor. En Ciudad Ixtepec, la vela a San Jerónimo Doctor celebra festividades ofrecidas por mayordomos, capitanes, capitanas y reinas.
Vela San Juan. Tiene lugar en el pueblo mágico de Espinal en honor al patrón San Juan y a la Virgen del Rosario.
Vela Biaza. Celebra la resurrección zapoteca, la primavera y la natividad de la Virgen María.
Vela Bini. Dedicado a la diosa Centéotl y a la Virgen del Rosario.
Vela PalomaSe hacen ofrendas a Xochiquétzal, doncella que se prepara para el matrimonio, a las parteras, en otoño, así como a la Virgen de la Concepción.
Vela San Isidro. Representa el gran evento social de la Fiesta de la Primavera, es la fiesta de las familias de la alta sociedad.
Vela Cheguigo. La celebración de las Velas abarca toda la región del Istmo de Tehuantepec, de norte a sur, por lo que esta vela es la que realizan los que viven al otro lado del río.
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